martes, 22 de agosto de 2006

MERCADO MEDIEVAL Y RECONSTRUCIONISMO

Desde hace unos años estamos asistiendo al abuso de la fórmula “mercado medieval” que ha logrado por hartar y saturar a los más forofos. Cualquier localidad con más de 500 años de historia (prácticamente todos los de la provincia) se podrían apuntar al carro como una fórmula que en su día, llamó la atención y atrajo al público.
¡Incluso la abotargada ciudad de León se ha llegado a apuntar a la moda!

Pero la fórmula se ha agotado, porque además es idéntica en todos los sitios y prácticamente se ha reducido a una fiesta de disfraces con trasfondo más o menos histórico. El concejal de turno contrata a una empresa que hace un mercado, contratan a empresas para animar un poco la jornada. Con suerte algunos se hacen su propio disfraz, más o menos afortunados, y para ayudar se suelen alquilar disfraces.

Pero el motivo para que nuestra asociación intervenga y exponga su opinión es para denunciar que mediante estas prácticas solo se consigue falsear la historia, engañar y confundir a quienes pueden estar interesados en su pasado. Es posible que alguien pueda estar motivado por su historia o su pasado a través de este tipo de fiestas, pero dudamos mucho que jamás pueda salir de las redes de la fantasía y la confusión generalizada que se urden en estos medios.

Nuestra asociación pretende hacer una reconstrucción de la Historia de modo fidedigno. Queremos revivir el pasado de una forma verídica, sin engañar a nadie ni hacer concesiones a la fantasía. Y eso es posible. Y además la realidad suele superar con creces a estas ficciones.

Esta proliferación a la que aludimos no ha favorecido evolucionar hacia una calidad, ni hacia una investigación del pasado o búsqueda de la realidad del pasado. A lo sumo se echa mano del erudito, el sabio local o el joven licenciado del pueblo para dar un barniz de autenticidad, al que tampoco se le da pie a corregir algunos defectos.

Si pretendemos aprender algo sobre la Edad Media a través de los mercadillos el batiburrillo mental puede ser importante. Los objetos a la venta no pueden ser más desoladores, como la espada de Conan o la del Señor de los Anillos, que para muchos pueden llegar a ser más o menos contemporáneas. Venta de alimentos de imposible existencia en la época por haberse traído tras el descubrimiento de América (pimientos, patatas….). Objetos de fabricación industrial o materiales de tecnología insospechada. En Mansilla hemos llegado a ver una tienda de sartenes, freidoras y tostadoras… eléctricas, que suponemos de alguna tienda de electrodomésticos próxima. Increíble.

En cuanto a los atuendos también nos encontramos con un panorama bastante triste. Nadie o casi nadie se preocupa de averiguar realmente cómo era la vestimenta de la época, los elementos que la acompañaban o los tipos sociales habituales… Basta con cortar una tela toscamente o imitando tal o cual película hollivudiense, comprar un cinturón de hebilla bien gorda “en el todo a cien” y salir a la calle tan campante.

Hasta la fecha en ningún lugar de nuestra geografía hemos visto nada ni remotamente parecido a lo que propugna nuestra asociación: reconstrucionismo histórico.

Y ni mucho menos nada que hablar sobre calidad.

Otro día continuamos con los festivales “celtas”.

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